De nuevo una semana tranquila. Sin grandes novedades. Una vez que todas las partes estaban de acuerdo en el que el punto de Pamplona es bueno, tocaba pensar solo en el Lugo. Aunque, a diferencia de hace no muchas semanas, los jugadores del Real Zaragoza han podido pensar en el próximo rival con calma, sin las turbulencias del juego ‘regulero’ del pasado más reciente. Apenas dos frentes de batalla: la lesión de Rico, que parece que podrá estar, y las tarjetas de Cabrera, que parece que no tendrá perdón en los despachos.
De hecho, las turbulencias las ha tenido el Lugo, próximo visitante de La Romareda. Por sorpresa, el aragonés Luis Milla anunciaba que dejaba el banquillo del equipo gallego. Ambas partes, entrenador y club, lo confirmaban el miércoles con una escueta nota explicativa. El técnico alega motivos personales y no ha trascendido nada más. El caso es que su sustituto, José Antonio Durán, apenas tiene tiempo por delante para preparar el duelo a su gusto.
Por lo tanto, se puede entender que Durán –un hombre del Lugo de toda la vida que estaba a cargo del juvenil- mantendrá el estilo de juego que ha venido implementado Milla, que a su vez dio continuidad a lo implantado por Quique Setién. Con un cambio tan precipitado, no se deberían esperar muchos cambios en el 4-1-4-1 que viene practicando el cuadro gallego. Por cierto, que a nadie se le olvide que el Osasuna planteó ese mismo sistema con la intención de ahogar a los de Lluis Carreras, y lo consiguió.
El Real Zaragoza debe mejorar sus fallos de Pamplona
Tras el partido frente a Osasuna, el propio Carreras ya reconocía ante los micrófonos algunos de los fallos de sus hombres que más le habían molestado. El equipo reconoce sus errores y trabaja para subsanarlos. Entre los ‘debe’ del último choque hay un asunto capital a corregir si el equipo no quiere volver a ahogarse: debe tener previsto un aumento de la presión por parte de su rival, que puede hacer tambalear de nuevo sus cimientos. Igual que sucedía en algunos momentos de la primera vuelta, los equipos ya saben cómo taponar al Real Zaragoza. Por ejemplo: hacen la vida imposible a Erik Morán, que una vez cortocircuitado provoca un apagón casi general al resto del equipo.
Importante tener en cuenta este tipo de cosas ante un equipo que como visitante gana muchos enteros. Atención al dato para las apuestas: el Lugo no ha perdido fuera de casa en este 2016, es más, de los últimos 12 partidos como visitante solo ha perdido dos y ha empatado siete. Evidentemente, no es mala trayectoria, pero ahora se tienen que encontrar con un Real Zaragoza que nada tiene que ver con el que empató sin goles en el partido de la primera vuelta.
«De momento nos va bien así y vamos a seguir trabajando para prolongar esta racha positiva lo máximo posible”, ha dicho uno de los recién llegado, Javi Ros. El centrocampista ha aprovechado también para unirse al unánime llamamiento de esta semana para llenar La Romareda, que lleva tres semanas sin visionar fútbol. Para Ros supone «una motivación increíble» que el público se vuelve en ayudar al equipo a recortar los puntos que le separan de la cabeza de segunda.
