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La inercia del Real Zaragoza también juega al fútbol

La revolución invernal sigue dando réditos al equipo. La senda iniciada frente al Leganés ha continuado en Pamplona. La promoción sigue siendo un objetivo creíble en la capital del Ebro. 

Empecemos por la conclusión: el punto conseguido por el Real Zaragoza en Pamplona es bueno. El 1-1 con el que se cerró el acta del partido permite al equipo blanquillo encadenar tres partidos sin perder y un bagaje de puntos nada desdeñable: siete de los últimos nueve posibles. Cifras que pocos hubieran imaginado con el Real Zaragoza de la prerevolución invernal. El equipo sigue creciendo y, lo más importante, sigue creyendo en su objetivo último, a pesar de que la jornada se cierra con las mismas distancias en lo que a puestos cabeceros se refiere (ocho del ascenso directo y dos de la promoción).

El punto cosechado en El Sadar también es bueno porque el partido nunca estuvo de cara para el Real Zaragoza. El dominio que se mostró frente al Córdoba se quedó en cosa del pasado. De hecho el Osasuna dominó claramente a su rival. Los hombres de Lluis Carreras nunca tuvieron el control del centro del campo y eso, en términos futbolísticos, es no tener el dominio del partido. Gente como Culio o Erik Morán estuvieron ahogados por la presión del Osasuna, y en esta ocasión no se encontró la solución adecuada al problema.

El punto en El Sadar es positivo

Pero en el fútbol las inercias también juegan. Son invisibles, pero ahí están. Y ahora mismo al Real Zaragoza le sonríe la suerte. Está de dulce y eso se nota. Y ante el Osasuna el toque de suerte llegó al borde del descanso, cuando el dueño del campo más apretaba. En ese momento, Lanzarote metió un gol de hemeroteca (de preciosa vaselina) y dejó volar las ilusiones por darle la vuelta al partido. Tras el paso por los vestuarios el plan parecía pasar por esperar una contra o el momento adecuado para asestar la segunda cornada, pero fue el Osasuna el que jugó con las emociones nada más comenzar.

Escasos minutos después de reanudar el partido, David García hacia la igualada. Y el partido volvía a su cauce. La amiga inercia ya no podía hacer nada más por el Real Zaragoza. Le había dado un gol en la primer parte que, a la postre, se traduciría en un punto. Poco más podía hacer por el momento. Pero insistimos: el trabajo estaba bien hecho.

Ahora la inercia lleva al equipo blanquillo a tomarse un descanso de los partidos a domicilio con un duelo frente al Lugo. Tras obtener un 7/9, la intención única es aumentar la fracción hasta el 10/12. Así lo atestiguaba Carreras en la sala de prensa, donde se mostró enfadado por encajar un gol en jugada de estrategia. Igual que el dominio del Córdoba, ese gol ya es cosa del pasado. Ahora toca corregir errores para «seguir mirando hacia arriba».

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