Sabiendo lo que se busca, es mucho más fácil encontrarlo. Aunque las urgencias económicas siguen mandando en un equipo cuyas cuentas están tuteladas al milímetro. Una de las salidas puede ser la de un jugador que cobra un elevado salario.
La dirección deportiva del Real Zaragoza comenzará las Navidades con las necesidades y los deberes claros: tienen que contratar un central, un organizador y un jugador que se pueda desenvolverse en facetas altamente ofensivas (a medio camino entre un delantero y un extremo). De hecho, tienen tan claro los deberes que saben perfectamente cuando quieren que se empiecen a ver los resultados: en el primer partido del 2017. Frente al Girona, la intención es poder tener, al menos, una cara nueva que disfrutar.
De los tres puestos mencionados para fichar en invierno, hay uno que preocupa especialmente: el central. Y es que el equipo se echa a temblar cada vez que Marcelo Silva o Cabrera no pueden entrar en concurso. La solución todo este tipo ha sido Bagnack, marcado por la afición aunque no todas sus actuaciones hayan desentonado.
¿Habrá salidas?
Christian Lapetra, presidente del Real Zaragoza, ya informó de las intenciones del club. Quieren los tres fichajes mencionados, pero las llegadas siempre implican bajas. Una de ellas será, a buen seguro, Popa. El central rumano no contó para Milla y no cuenta para Agné. Su destino –salvo sorpresa- está escrito desde hace semanas. Otra hipotética salida es la de Juan Muñoz, que tiene todas las papeletas para volver a Sevilla y que allí decidan dónde pasará el resto de la segunda vuelta. A pesar de que ha marcado uno de los goles del año, el andaluz no ha dado todo lo que buscaban de él; de hecho, hasta Dongou le ha ganado la partida en su regreso.
Rubén Sobrino es, según El Periódico de Aragón, una de las opciones sobre la mesa para llegar. La operación es complicada, ya que al parecer su dueño original (el Manchester City) prefiere que se traslade del Alavés al Girona. Pero habrá que ver la opinión del propio futbolista.
Otro de los movimientos que se atisban es el de Erik Morán. Según publica Heraldo de Aragón, el futbolista no termina de sentirse cómodo en el equipo. Ha pasado a ser suplente y la dirección deportiva considera que no ha llegado a los mínimos exigidos. «Yo estoy bien aquí y no pienso ni en mi salida ni en quedarme», aseguraba el vasco a principios de diciembre. Ahora, las cosas parece que han cambiado. Ambas partes saben lo que quiere la otra. Y todo apunta a que será blanquillo mucho más tiempo.
