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Éxtasis de fútbol en el Real Zaragoza

Los tres obtenidos frente al Mirandés casi son una anécdota. Lo que realmente ha vuelto loco al respetable es el nivel de fútbol que ha mostrado el equipo de Raúl Agné para obtenerlos. En las conversaciones del postpartido sobresale un nombre por encima de cualquier otro: CANI. 

Del Real Zaragoza – Mirandés solo se puede escribir con vocabulario de verdadero loco del fútbol. En otras épocas, algo lejanas ya, el fútbol que desplegó el equipo blanquillo hubiera sido catalogado por la afición como ‘normalito’, pero con el tedio que ha atravesado este club en los últimos años, los zaragocistas disfrutan de unas horas de auténtico éxtasis futbolero. Por fin, desde hace varios años, cualquier blanquillo ha podido ir a la oficina o al bar y presumir del escudo. Aunque eso cualquier zaragocista lo hace pase lo que pase.

Y es que el 2-0 frente al Mirandés es algo más que un marcador. Es justicia. Porque el Real Zaragoza se lo mereció durante 70 minutos (los 20 primeros fueron algo más secos) y porque La Romareda hacía tiempo que se merecía un dulce de ese nivel. El 2-0 son tres puntos que vuelven a poner al equipo en el lugar que nunca debería abandonar, que son los puestos que llevan a primera división (playoff mediante).  El 2-0 es la prueba de que este equipo tiene fútbol en sus botas, que solo debe jugar ordenado y con criterio para sacar los resultados que busca.

Cani es una locura

Hay un nombre que no se puede obviar. Que merece una reflexión completa de su figura. Rubén Gracia ‘Cani’ es, sencillamente, un lujo. Caviar futbolístico traído a La Romareda para engrandecer el fútbol. Tiene 35 años pero atesora en sus botas un nivel del que nadie puede presumir en segunda división. Como bien dice Edu García, Cani es un jugador 11; una auténtica locura verlo con el balón en los pies. Evidentemente, cuando recogió los bártulos para ir al banquillo La Romareda se puso en pie. Es lo mínimo, ya que le tendrían que haber llovido flores. El de Torrero disfrutó jugando, y muestra de ello es el pase de gol para Edu García, la vaselina que no entró por muy poco o los toques en la frontal del área para volver loca a la defensa del Mirandés.

Un Real Zaragoza superior

Hacía tiempo que un partido de los blanquillos no se hacía corto. Con siete puntos de los últimos nueve posibles ya se puede decir que Agné debe tener algo de culpa. Ya no es solamente un entrenador nuevo, es el autor de sensaciones renovadas. Tres partidos después, ya se le puede echar la culpa de la reacción. «Lo que da confianza es no poner excusas. El mensaje es que todos estáis aquí y todos podéis participar», es solo una de las consignas de Agné, que no cree en los equipos enlatados. Por ‘culpa’ de su paternidad, Ángel no pudo disputar el partido. No ocurrió nada. Cani se fue a la mediapunta y Edu García se ocupó de la banda. Al final, el cambio obligado salió de locos.

¿Y la afición? Pues la afición vive unas horas dulces. Basta con echar un ojo a las reflexiones en Aupa Zaragoza:

  • «He disfrutado como hacía tiempo que no lo hacía»
  • «Partido de ilusión»
  • «Hacía varios partidos que no podía acudir al Municipal y me lo he pasado en grande»

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