«Estamos centrados en ganarle el sábado al Lugo. Lo que todos queremos es sumar ya tres puntos», aseguraba Diego Rico en rueda de prensa esta semana. Como para no querer ganar en tierras gallegas después de las tormentas de toda clase que ha vivido el Real Zaragoza en las últimas semanas. Por si la mala racha de resultados no era suficiente, la semana informativa ha dejado muchos titulares que poco tienen que ver con el plano más deportivo. O sí. En este caso, los protagonistas han sido Ángel Martín González y Fernando Rodrigo. El segundo de ellos aseguró que desde la directiva se le ha pedido al primero que colabore con Ranko Popovic para sacarle más ‘jugo’ al equipo, algo totalmente desmentido a posteriori por el director deportivo. Pero el fútbol es fútbol para todo, las declaraciones ya estaban en la palestra y el conflicto servido.
Mientras las versiones institucionales se sucedían, iniciando una entretenida rueda de desmentidos a tres bandas, el equipo ha seguido entrenándose toda la semana con alguna sesión a puerta cerrada. Ya se sabe: sesión a puerta cerrada, algo se cuece. Popovic, que ha terminado desmintiendo a todos, asegura que las decisiones deportivas solo las toma él. Cosa lógica si tenemos en cuenta que se trata del entrenador. Y como cada semana desde que el Real Zaragoza no obtiene la manera más efectiva de ganar un partido, las especulaciones acerca de cambios en la alineación han coleado mucho en las últimas horas. En esta ocasión, aderezadas con los rumores de un cambio de sistema de juego.
¿Y quién tiene más opciones de ser novedad frente al Lugo?; pues todo está por ver. En las quinielas se habla –de nuevo- de Erik Morán, que puede coger galones en el centro del campo. La ausencia de Wilk, que frente al Osasuna se fue a los vestuarios antes de tiempo por doble tarjeta amarilla facilita que se produzca algún cambio en la medular. Ahí aparece también el nombre de Diamanka, que no ha tenido muchas oportunidades hasta el momento y puede que deba calzarse las botas de inicio en Galicia. Con estos nombres encima de la mesa, y las ausencias de Pedro, Manu Herrera o Mario Abrante, se atisba incluso la posibilidad de probar con un 4-2-3-1, un sistema que no es nuevo ni en Zaragoza ni en la libreta de Popovic.
Lorenzo vs Rossi en Motorland
De Zaragoza a Teruel. Mientras en la capital aragonesa el Real Zaragoza prepara su batalla en Lugo, en Alcañiz se velan armas para otra muy diferente. Hasta Motorland llega un año más el Gran Premio de Aragón de MotoGP, una cita ya imprescindible del calendario deportivo de la tierra. Desde que los primeros camiones desembarcan en tierras turolenses, la emoción de la prueba comienza a vivirse en las calles de la localidad, donde el silencio no es precisamente una tónica dominante en estas fechas concretas.
Mientras las motos de los aficionados rugen en los alrededores de Motorland, otros rugen dentro de las instalaciones. Caso de Jorge Lorenzo y Valentino Rossi, que comparten equipo y objetivos: ganar en Teruel para dar otro paso hacia el Mundial. Eso sí, al español todavía le restaría dar un par de bocados en las carreras que quedan para remontar la diferencia que tiene con su compañero italiano.
El duelo en la categoría reina es, sin duda, foco de atención del Gran Premio Movistar de Aragón. Los dos pilotos ya mencionados tienen la firme intención de hacerse con la corona final y ganar en Teruel se hace imprescindible para ello. Que no llueva, es lo único que pide Lorenzo. Antes de que las motos comiencen a dar el espectáculo dentro del asfalto, el gran evento se ha vivido fuera del mismo con intensidad. No se lo han pasado nada mal los pilotos, que a buen seguro se van encantados de Aragón. No es para menos: mientras Maverick Viñales abría la veda de las presentaciones montado en un F18 de la base aérea de Zaragoza, algunos de sus compañeros de profesión se daban un festín en un concurso de cortar jamón de Teruel. Deliciosa previa para ellos y galardón para Álvaro Bautista, que demostró usar mejor el cuchillo jamonero que Alex Rins, Loris Baz, Niccoló Antonelli y Miguel Oliveira. Seguro que todos ellos estarán encantados de que el domingo el jamón se convierta en cava.
