¿Es el Real Zaragoza un candidato serio para ascender a primera división? Es la pregunta con la que muchos aficionados cerraron el penúltimo domingo de enero, y otros tantos periódicos han amanecido en el último lunes de este mes. El asunto es el siguiente: el Real Zaragoza perdió ante el Mirandés y sigue desperdiciando ocasiones de entrar en el tren del ascenso. Volvió a perder, realmente. Y es que este equipo es experto en puntuar en La Romareda: la temporada pasada ya ganó en mayo, mientras que en agosto de 2013 arrancó un empate.
Tras la derrota, lo que menos importa es el número de veces que el Mirandés se ha llevado los puntos de Zaragoza. Lo que realmente le importa a muchos tiene que ver con la imagen. Lo menos malo es que, fruto de una Segunda División que no entiende nadie, el equipo de Lluis Carreras sigue a tres puntos de la promoción y a ocho del ascenso directo, es decir, no todo está perdido. La pregunta es cuál de estas zonas merece pisar un equipo instalado en la 12º posición, un puesto que no lleva a ningún sitio.
No solo la derrota ha sido dura. También la resaca. Los jugadores –y aficionados- que hayan desayunado con la prensa en las manos han tenido que contemplan calificativos duros: “indigno y desnortado” o “el Mirandés destapa las miserias del Real Zaragoza” han sido solo algunas de las palabras que le han dedicado al equipo tras el partido que nos ocupa. La afición se pregunta en los corrillos –virtuales y físicos- para qué se cambió de entrenador si no se han visto cambios significativos. Como buenos aragoneses, los seguidores del león rampante se agarran a los últimos compases del mercado de invierno, confiados en que llegue algún refuerzo que haga de este equipo algo más visible.
Torcidos
El Mirandés se volvió a llevar a tres puntos de Zaragoza, y lo hizo con merecimiento. Coinciden todos los cronistas en señalar que el equipo visitante planteó mejor el partido e hizo más méritos para capturar el botín. Por su parte, los de Carreras volvían a sufrir en sus carnes la mala suerte de las lesiones en pleno partido: Isaac se lesionó cuando el reloj iba a alcanzar el minuto 20, lo que requirió modificar la zaga sobre la marcha. Salió Nieto y Cabrera y Vallejo se recolocaron, pero nada salió como tenía que salir. El destino quiso que justo minutos después de este ajuste llegara el primer gol. Un golazo de Eguaras.
Cierto que Ángel que puso la igualada justo antes de irse a descansar, pero la realidad es que el Zaragoza no consiguió meter mano al enemigo en ningún momento. El Mirandés se pertrechó mejor en el centro del campo para blindar las pocas cabalgadas blanquillas, que apenas se limitaron a dos intentonas de Pedro, que se hizo con un rechace de esos que buscan problemas, y de Morán, que probó suerte con fuerte disparo que Raúl terminó dejando en nada.
Siguiente estación: Almería. Un rival que, técnicamente, es asequible sobre el papel. Pero, ¿alguien se atreve a poner la etiqueta de ‘rival fácil’ a algún equipo de esta liga?
