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Son fundamentales, y si no vienen a una reunión de este calibre se les echa de menos. Son esos ‘seres’ que le aportan una magia especial a un buen partido de fútbol. Los imprescindibles, cada uno a su manera. 

Ver fútbol con amigos es una costumbre que se está perdiendo. O al menos esa es la sensación que muchos tenemos. Y eso que alternativas nos sobran, podemos juntar al grupo en una casa o seguir el tradicional camino de quedar en un mismo bar. En algunas culturas, lo de juntar al grupo de amigos en una misma casa es sinónimo de felicidad. Sea cuál sea la opción, lo importante es verlo acompañado. El ‘picante’ en el deporte es clave.

¿Qué no puede faltar en una reunión de amigos para ver un partido? 

• Lo más importante, es una televisión. Con el baile de cadenas y derechos nadie sabe ya en qué canal se puede ver un partido. Por ello, el amigo que tiene televisión de pago cobra un especial protagonismo. Si ninguno la tiene, la opción del bar cobra más fuerza si cabe.
• Comida y bebida. Una televisión es importante, pero un partido de fútbol sin algo de comer encima de la mesa carece de sentido. Pizzas, snacks, tostadas… La comida rápida es la protagonista de estos casos. ¿Y de beber? Pues no seremos nosotros los que marquemos la pauta, pero una buena cerveza fría siempre es bienvenida.

Los tipos de amigos con los que ver el fútbol

1. El entrenador: es el amigo que todo lo sabe. Probablemente en algún momento de su vida entrenó a un equipo de alevines y eso le sirve para tomar decisiones sobre el sofá. ¿Una defensa con tres centrales? Seguro que le va a parecer un insulto. Hay una figura muy parecida, la del amigo-árbitro que lleva el reglamento al dedillo desde que una vez dirigió la pachanga de solteros contra casados.
2. El que sabe de apuestas: llega con sus boletos al partido y se pasa los 90 minutos haciendo cábalas. Si su apuesta deportiva es premiada, presumirá de sus ganancias, pero si no estuvo fino con el pronóstico usará alguna de las frases míticas: «Así es el azar», «con esta cuota era imposible perder», etc… Se ve invadido por la magia de las apuestas deportivas.
3. El despistado: no le gusta el fútbol y nadie tiene muy claro por qué está en la reunión. Probablemente es una excusa perfecta para ver a los amigos, que -ojo- no nos parece nada mal. Le sirve para ponerse al día, descubrir que Zidane dejó de jugar y que Pikolín ya no patrocina al Real Zaragoza. Suele ir con el equipo que gana.
4. El voces: roza el límite entre la pesadez y el imprescindible. No sabe ver el fútbol sin gritar. Según la normativa, grita a la pantalla, aunque también puede encararse con el que lleva la contraria.
5. El optimista: aunque su equipo pierda 5-0, tiene claro que la remontada es posible. Se suele apoyar en el amigo de las apuestas, ya que las penas en compañía son menos. Si al final pierde, empieza a pensar en el próximo partido.
6. El que pone la comida: este es un maestro. Siempre acude a casa ajena con un buen alijo de comida o de bebida. Admirado y querido por el resto del grupo, suele ser el responsable del bote para estos menesteres.

Calentar el ambiente de un partido

Y vosotros nos diréis: ¡pero no siempre es fácil juntarse a ver un partido! Y tenéis razón, sino que se lo digan a los miles de españoles que luchan cada semana por llegar a tiempo de escuchar el himno de la Champions. Pero la tecnología también nos brinda la oportunidad de solucionar este tipo de cosas. Existe una aplicación llamada ‘Sale partido’ que funciona como ‘organizadora’ del evento. Envía invitaciones a los amigos con el sitio y la hora y, lo más importante, sirve para calentar el ambiente. Los piques entre amigos-rivales también es mítica, y nunca puede faltar ni en la previa ni en el postpartido.