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Se busca artillero y tirador de precisión

El problema del Real Zaragoza ya no son únicamente los resultados, que lo son, el problema son las conclusiones que se pueden sacar tras las dos últimas derrotas que ha acumulado el equipo. Se perdió ante el Valladolid. Se le dio la importancia justa puesto que, tras siete jornadas invicto, se pensó que solo sería un tropiezo. Era el pensamiento más cómodo. Tras el 1-0 en Alcorcón es el momento de salir de la zona de confort y pensar que en el ejército de Ranko Popovic hace falta algún recluta más.

Se perdió por la mínima. Un solitario gol de Óscar Plano fue la única maniobra que necesitó el Alcorcón para ganar el partido. Tres puntos cómodos para ellos. Sin alardes. Muchos se temieron lo peor desde el comienzo, puesto que los locales decidieron que lo mejor era no jugar al ralentí y asustaron pronto a un Bono que, finalmente, no se llevará el título del récord de imbatibilidad absoluta. Al menos, de momento.

Como decimos, el Alcorcón se metió rápido en el partido. Salió en tromba. Como todos los equipos de segunda división saben, lo mejor que se puede hacer ante el Real Zaragoza es marcarle un gol. La incapacidad manifiesta del bloque blanquillo para remar contracorriente argumenta a favor de esta teoría comprobada. Dicho y hecho. En el minuto 19 del duelo los alfareros hicieron todo lo que necesitaban: meter un gol y dejar que el reloj corriera.

Y corrió. El pase del tiempo no le preocupaba a los de casa. El reloj jugaba únicamente en contra de su rival. Ranko Popovic se removía en el banquillo en busca de soluciones. Salió de inicio con Aria, que hacía varias jornadas que no comparecía, y lo sentó en el descanso. Solo fichó 45 minutos y dio la sensación de que se retiró del campo por incomparecencia. Con Ángel sobre el campo en el segundo acto tampoco se logró el objetivo. Ni con Sergio Gil. Ni retrasando a Dorca. El bueno de Popovic podría haber puesto a todo el equipo de la medular hacia delante, pero todo hubiera tenido el mismo discurrir.

Falta gol

Suena a Perogrullo. Y lo es. El Real Zaragoza se ha forjado una identidad y un plan de acción que le dio buenos resultados durante siete jornadas seguidas, pero nada es para siempre. Ante los problemas se necesitan soluciones. Y la solución parece pasar por el mercado de fichajes en enero o cuando sea, pero el Real Zaragoza tiene que desempolvar el carro de la compra y bajar al mercado. A la afición le da lo mismo que sea el mercado central de Zaragoza o el mercado extranjero más pintoresco. Hace falta gol y creación. Y la palabra ‘fichaje’ parece tener la clave de ello.

Los caprichos de Kike Sola o Borja Viguera no han salido bien. No les gusta la segunda división y prefieren esperar oportunidad en el Athletic. Se les desea toda la suerte del mundo, se cuelga el teléfono y se sigue marcando para contactar con el siguiente de la lista. Y no se cuelga – con las tarifas planas no hay que tener miedo a las facturas del teléfono- hasta que llegue el jugador que pronuncie el ‘si quiero’ que necesita el Real Zaragoza.

Con los chispazos de Hinestroza y Ortuño no vale. Solo con la calidad de Pedro no vale. Sacando a Sergio Gil para que él solito arregle el entuerto no vale. O al menos, todas estas ecuaciones no valen siempre. Por ello, todas las fórmulas matemáticas nos indican que el camino para resolver el ascenso es el mismo en cualquier caso: artillería pesada, pólvora de la buena, tiradores de precisión. Utilícense todos los términos bélicos necesarios. Son los que hacen falta ahora mismo.

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